Creeo que cuando hacemos yoga por servicio dejamos el ego a un lado, lo hacemos por amor y no por ''lastima'', hacer yoga por servicio nos permite concentrarnos en la lo que verdaderamente importa, podemos ver la práctica como lo que realmente es y no desde lo superficial. Cuando hacemos servicio comenzamos a vernos como personas y no como ´''frofe y alumnx'' nos permitimos crecer juntxs y compartir. Cuando se hace Yoga por servicio, se teje comunidad.
Porque mediante el servicio ofrecemos una práctica de igualdad. Nadie parece más o menos que nadie en todos los sentidos. Además, cuando servimos sanamos ambas partes, quienes imparten la práctica y quiénes la reciben; ofreciendo a las personas una vivencia desde el amor y no desde el ego lo cual nos lleva a confundir aún más las situaciones.
Porque desde el servicio podemos acompañar con amor y aceptación incondicional, dando paso al trato digno a personas que reiteradamente han sufrido rechazo, estigmatización, condena, juicio exclusión e incluso invisibilidad por parte de una sociedad que goza de privilegios, a los cuales ellos no tuvieron acceso.
Es crucial y relevante porque el servicio es la forma en la que el alma se manifiesta, y es en las cárceles, donde el sentido de libertad adquiere mayor importancia y necesita ser reaprendido como una forma de poder resistir el día a día. El yoga entonces se transforma en una herramienta de aprendizaje y de resistencia.